lunes, 15 de octubre de 2012

'Room' y no 'space'.

Yo vine a Estados Unidos para volverme bilingüe. Hoy, a trece meses de haber pronunciado mi primer diálogo en tierra extranjera ("water, please" en el avión), me encuentro con que estoy muy lejos de volverme angloparlante, que nunca podré declararme una entidad soberana e independiente del diccionario, que mi oído aún no distingue palabras que sí reconozco escritas y que del slang gringo poco se ha adherido a mi vocabulario.

Para empezar, cuando llegué me topé con que la cultura gringa que es exportada al mundo en forma de harina para hotcakes es falsa, falsísima, pues uno llega creyendo que puede llamarle así a los panecitos circulares domingueros, tal como la tía Jemima nos hizo creer, pero no es así: el nombre real es 'pancakes', y cuando los llamas 'hotcakes' te miran como si les estuvieses pidiendo cerebro de mandril para desayunar.
De igual modo, me encontré con que deshacerme de los falsos cognados me sería más difícil de lo que había pensado. Con mis trescientitantos días de estancia aquí, aún digo "be quiet!" cuando en realidad quiero decir: "¡quieto!". Mi cerebro registra las palabras por su escritura y no por su sonido, y entonces le es difícil entender que al decir 'quiet' obtendré un niño silencioso pero no inmóvil.
Por su parte, palabras como "fun" y "funny" siempre me hacen dudar y termino usando la que es incorrecta. Durante mucho tiempo las creí sustantivo y adjetivo, pero mi hostkido me hizo saber que ambas son adjetivos y que una significa 'divertido' y la otra 'chistoso'. Y bueno, heme ahí diciendo: "¡Qué chistoso es volar en paracaídas!"
Otros errores que aún no logro erradicar de la práctica, son aquellos relacionados con palabras o expresiones que en español tienen dos significados pero en inglés sólo uno (homónimos, se llaman). Por ejemplo "espacio", que a diferencia del español, en inglés sólo tiene un significado y es el relacionado al universo y a su montón de estrellas; por lo que si quieres preguntar si aún hay espacio para ti en el sillón, entonces debes decir: "Is there room for me?". Room. No space. Y bueno, sigo fallando y sigo preguntando si hay suficiente 'universo' para reposar mi crecido trasero en el sillón cada que quiero sentarme a ver una película con los niños.

Y no sólo eso: conforme avanzó el tiempo, me di cuenta, además, de que mi incapacidad para dominar el idioma abarcaba también la fonética, y todavía hoy no puedo distinguir "can't" de "can", salvo que vaya acompañado de un balanceo de cabeza que evidencie el significado de la frase. O bien, aún me son comunes esos errores de entendimiento como el que cometí la primera vez que fui al súper, cuando el cajero me pidió que moviera mi carrito porque estorbaba, pero yo le ofrecía mi tarjeta de débito porque entendía que me la estaba pidiendo, y es que en casos como éste, una letra hace la diferencia y puede hacerte entender que el cajero quiere tu tarjeta y no que muevas tu condenado carro -card y car respectivamente-.

Podría seguir y seguir, porque los ejemplos son infinitos (¿ya les conté lo embarazoso que es no saber pedir comida 'para llevar' porque no tiene uno la expresión a la mano?) pero tengo que aterrizar el desvarío: mi inglés ha mejorado, sin embargo aún no soy una persona funcional con el idioma. Sobrevivo y me hago entender, pero de ninguna manera, podría proclamarme bilingüe. Aún me pierdo en las pláticas muy largas, no entiendo el sentido figurado y el acento de cualquier otra persona ajena a mi hostfamilia me hace sentir que estoy escuchando cualquier otro idioma menos inglés.

Ya no sé a qué atribuírselo. Si a mis dificultades auditivas, al hecho de que -como dijo mi lingüista preferido, cuyo argumento sonará mamoncísimo- mientras más completo sea tu dominio de la lengua materna, más difícil será perfeccionar una segunda, o quizá, a que mi reprimida xenofobia me ha hecho rodearme únicamente de amigas hispanas, o en última instancia, al hecho de que una vez me dieron un balonazo en la cabeza durante un partido de futbol en la primaria y con la pérdida neuronal que me provocó, quedé impedida para aprender un segundo idioma.

Por lo que a falta de adhesión para retener nuevas expresiones y palabras, me he vuelto fan de las onomatopeyas: son muy útiles cuando uno necesita un abrelatas y en lugar de pedirlo por su nombre -que por supuesto hemos olvidado- uno puede decir: where can I find the squik-squik-squik? mientras gira los dedos de la mano como si estuviésemos abriendo una perilla.

5 comentarios:

nadhita dijo...

Jajaja! Me encantas

Elizabeth dijo...

Me encanta tu manera de expresarte, it's so funny (or should I say fun?)gracias por las risas :D

Unknown dijo...

Jajajajajaja
Mil puntos para este post!!!!
Me hiciste recordar la cara de aquel chiquillillo gringo que vino a nuestra casa a comer Hot Dogs y cuando pedíamos la "Cat-Sup" él simplemente moría de risa mientras gritaba "Sopa de Gato!!!!!"

Vainilla dijo...

¡Daniel!

Jajajajá, es cierto. Cómo olvidar la sopa de gato.

gaby dijo...

Jaajajajajajaj todo esto suele pasar XD