miércoles, 14 de septiembre de 2011

Sobreviviendo a la primera semana de trabajo

Aunque llegué en sábado, mi semana de trabajo como au pair comenzó oficialmente el martes, ya que el lunes se celebraba el día del trabajo, y los papás permanecieron en casa con ellos.

Mi rutina de trabajo no es difícil. Se trata básicamente de alimentar, dormir y entretener a dos niños, además de disfrutar del silencio cuando mis críos de alquiler toman sus siestas. Sin embargo, a pesar de las carencia de complejidad en mi rutina, esta semana me dio más de un momento para decir: "I give up!"

Mis hostkids son, certeramente, los clientes más difíciles que he tenido. El trato con niños no es sencillo, y mucho menos cuando uno está en casa de ellos. ¡Oh, gloriosos días de atender niños en un consultorio! Eso era triplemente sencillo y tenía miras mucho más nobles que sólo cumplir caprichos y mantener seguro a un pequeño bribón. No obstante, la semana ha sido bastante aceptable (aun contando los aiguibops). No sueño con convertirme en un integrante más de la familia ni con ganarme el amor perenne de los niños: me basta con que los adultos sean corteses y los niños me respeten, y en realidad he conseguido un poco más que eso.

Mi primera semana incluyó un par de times out con sus respectivas rabietas como antecedente, muchos pañales cambiados, una comida familiar con abuelos, una fiesta tequilera con au pairs de tierras cercanas, diecisiete millas recorridas en automóvil con confusiones de tránsito incluidas, algunos 'I love you, Vainilla' seguidos de otros 'I don't like you' provenientes de los niños, algunos huevos revueltos cocinados para ellos y muchas rebanadas de pan con crema de cacahuate para mí, un cheque depositado en cajero, varios episodios de frustración derivados de lo difícil que ha resultado cambiarle el pañal al bebé (patea, muerde y se retuerce: la más pura demostración de la etapa sádicoanal, según Freud), un par de kilos de ropa sucia acumulándose en mi canasto, muchos, muchísimos libros leídos antes de la siesta de medio día, dos paseos al lodoso parque con sus lodoso columpios, varios baños en bañera para los niños y muchos más para mí, mucho jugo de naranja y sobretodo:

Cero CocaCola.

Sólo intento sobrevivir.

3 comentarios:

Unknown dijo...

Vamos Vainilla!! Ponele onda! jaja
se que debe ser dificil tener que aguantar los caprichos de los niños, seguramente el primer tiempo es dificil, pero se van a acostumbrar, y aunque no sea tu objetivo, te van a integrar a su familia como una integrante mas.
Es que si lo seguis viendo asi, sobrevivir va a ser todo un desafio! Trata de buscar aspectos positivos, pensa que estas en otro pais, donde vas a crecer, tu inlges va a crecer, vas a conocer lugares y personas, es algo muy loco jaja
disfruta de cada momento, porque no se va a repetir, y con actitud positiva la vida se lleva mejor :)


*Nota: ojo, no yo soy la abanderada al optimismo jeje pero siendo que tenes que sobrevivir, como dijiste vos, buscando las cosas positivas se hace mas llevadero ;)

Vainilla dijo...

En realidad, así trato de hacerlo, mi muy estimada Carola. Pero el optimismo no es material para buenos posts. Jajá.

Gracias por las buenas vibras, anyway. :)

Unknown dijo...

jajaja es verdad, las buenas noticias no son noticias :P
perdon por ser tan metiche jaja